Aunque no se trate de un problema de salud que entrañe un peligro mayor, la retención de líquidos sí puede ser síntoma de algún padecimiento como hipertensión o algunas cardiopatías. Es importante recordar que se trata de un problema que afecta a todos, aunque lo encontramos especialmente en mujeres.
La retención de líquidos se produce cuando existe un desequilibrio entre las fuerzas que regulan el paso de los líquidos de una zona a otra. Si el paso de agua es mayor del espacio Intravascular al intersticial, se produce la llamada "retención de líquidos".
Nuestro organismo está constantemente ajustando los niveles de líquidos existentes en nuestro cuerpo, a través de un complejo sistema de hormonas, para que se mantengan en niveles constantes; por eso si se bebe más agua de la cuenta, no sucede nada, ya que es eliminada por los riñones en forma de orina o a través de las glándulas sudoríparas, en forma de sudor.
El problema lo encontraremos cuando, por algún motivo, el cuerpo es incapaz de eliminar todo el líquido que nos "sobra" para mantener este equilibrio, por lo que se produce la llamada retención de líquidos.
Los principales síntomas que nos encontraremos son:
- Hinchazón o sensación de pesadez
- La ropa, los zapatos, los anillos o los relojes se sienten muy ajustados
- Menor flexibilidad en las articulaciones de los brazos y las piernas, como los tobillos, las muñecas y los dedos
- Piel brillante, tensa o apretada
- Hendidura de la piel al ejercerle presión (aunque la piel deja de marcarse cuando el edema es grave).
- Aumento de peso repentino o rápido
- Reducción de la orina
La retención de líquidos, además de como síntoma de algunas afecciones, puede originarse por malos hábitos en nuestra dieta. Por ello, con información de la Universidad de Misisipi, traemos algunos consejos que te ayudarán a prevenirla:
- Incrementa el consumo de alimentos ricos en agua y electrólitos, principalmente frutas y verduras.
- Realiza actividades que favorezcan la circulación de la sangre como caminar, bailar o andar en bicicleta.
- Toma una proporción adecuada de agua, 2 litros por día (8 vasos).
- Reduce el consumo de sal y sustitúyelo por hierbas aromáticas y condimentos.
- Evita las comidas ricas en azúcares y sal.
- Ingiere una cantidad suficiente de proteínas, ya que si éstas faltan en tu dieta, puede reducirse la producción de albúmina y así, acumular líquido entre los tejidos.
- Descansa lo suficiente. El reposo es esencial para prevenir la retención de líquidos y sobre todo, si ésta se localiza en los miembros inferiores, por ejemplo las piernas.
- Consumir té y demás infusiones a base de hierbas que en la mayoría de los casos tienen un efecto diurético.
- Si tu actividad laboral te obliga a estar sentada durante mucho tiempo, levántate al menos una vez cada hora y da un ligero paseo por la habitación.
- No uses ropa, zapatos o calcetines muy ajustados.
Si a estos consejos le añades hábitos saludables como evitar el consumo de bebidas gaseosas, café o harinas refinadas, te sentirás y te verás muchísimo mejor.
A continuación adjuntamos una lista de alimentos ricos en sal o sodio, que deberías reducir o evitar en tu dieta:
- Sal de cocina.
- Fiambres, embutidos o charcutería.
- Alimentos en salmuera o ahumados.
- Caldos y sopas concentradas. Cubitos de caldo.
- Mariscos.
- Aceitunas y encurtidos.
- Bollería.
- Quesos.
- Snack: patatas, frutos secos fritos, galletitas…
- Salsas precocinadas.
- Alimentos congelados, por su alto contenido en conservantes a base de sodio.
- Enlatados por su alto contenido en conservantes.
- Edulcorantes artificiales a base de sodio como el ciclamato de sodio.
- Pseudosales dietéticas como sales de apio, ajo, cebolla, etc, ya que también poseen algo de sodio.
- Bebidas gaseosas dietéticas, deberán ser consumidas con moderación de acuerdo al grado de hipertensión existente, ya que estas bebidas pueden contener sodio en el edulcorante con el que las endulzan.
En resumen, para acabar con esta molesta afección deberemos escoger una dieta equilibrada, decirle adiós al sedentarismo, hidratarnos adecuadamente, descansar bien, reducir nuestro consumo de sodio y evitar las prendas de ropa demasiado ajustadas. Una vez que ya tengamos edemas en las piernas, y tengamos un trabajo estático o sedentario es recomendable el uso de medias de descanso, las cuales podemos encontrar en farmacias y ayudan a que el edema no nos sea tan molesto, hasta que consigamos acabar con él. También existen tratamientos para reducir la retención de líquidos como son la radiofrecuencia y el drenaje linfático, deberemos tener en cuenta que dichos tratamientos sean realizados por personal cualificado y bajo el visto bueno de nuestro médico.
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