Con motivo del Día Internacional del Linfedema, hoy 6 de marzo, os traemos un artículo sobre esta afección; el cual contiene unas recomendaciones básicas para su prevención.
El linfedema es el acumulo de líquido rico en proteínas (linfa) en una extremidad como resultado de una sobrecarga del sistema linfático, en el que el volumen de linfa acumulada excede a la capacidad de drenaje de la misma.
En función de las causas que lo originan existen dos tipos de linfedema:
- Primario: Debido a alteraciones congénitas del sistema linfático.
- Secundario: Producido por interrupción o compresión de los vasos linfáticos secundario a procesos tumorales,infecciosos o tratamientos como cirugía o radioterapia.
Esta afección está considerada como la secuela más importante del tratamiento de cáncer de mama; estimándose que 1 de cada 4 mujeres desarrollará esta complicación.
El tiempo de aparición del linfedema es variable, pudiendo ser de semanas, meses o años, sin embargo el 75% de los mismos lo hacen el primer año tras la cirugía.
El linfedema no suele desarrollarse de forma brusca, por lo que deberemos estar atentas a sus primeros síntomas, como pueden ser:
- Sensación de pesadez en el brazo o endurecimiento de algunas zonas del mismo, las más habituales son la cara anterior del brazo y la región del codo.
- Al disminuir la capacidad de eliminar la linfa del brazo, se incrementa el riesgo de infección (linfangitis). Los síntomas de la linfangitis son enrojecimiento de la piel, dolor intenso en el brazo, incremento del edema y fiebre.
- El aumento del perímetro del brazo conlleva un cambio en la apariencia física; estos cambios pueden afectar negativamente al estado de ánimo del paciente y a la forma en que la mujer se ve a sí misma y se relaciona con los demás, llegando en muchos casos a deteriorar de forma importante su calidad de vida.
Las medidas preventivas para evitar la aparición del linfedema son fundamentales, ya que una vez que se establece el linfedema no existe un tratamiento curativo eficaz.
La prevención del linfedema debe comenzar inmediatamente tras la cirugía y requiere una serie de cuidados diarios por parte de la mujer, así como un seguimiento regular por parte del fisioterapeuta que será el encargado de educar a la paciente en los hábitos higiénicos sanitarios adecuados, marcándole además una serie de ejercicios a realizar.
Existen factores externos que pueden agravar el linfedema, o bien, desencadenarlo en aquellos pacientes predispuestos; tales como tratamientos quirúrgicos en algunos tipos de cáncer con retirada de ganglios linfáticos o portadores de alteraciones congénitas del sistema linfático.
Los pacientes que pertenecen al último grupo de pacientes y aún no han desarrollado el edema linfático, podrían llegar a evitar su aparición si siguen estos consejos:
En materia de infecciones e inflamaciones deberemos evitar los traumatismos o lesiones de la piel, que sirvan como puerta de entrada a las infecciones; como por ejemplo, evitando las quemaduras en las actividades domésticas, utilizando guantes especiales para labores de jardinería, evitar las inyecciones y extracciones de sangre en el miembro afectado...
Si a pesar de nuestros cuidados sufrimos alguna herida, la deberemos lavar con abundante agua y jabón, colocando un antiséptico y cubriendo la herida con material estéril hasta su total cicatrización; consultando inmediatamente con el médico ante cualquier sospecha de infección.
En cuanto al calor, deberemos tener en cuenta que las temperaturas elevadas pueden desencadenar o empeorar el edema linfático; por lo que no deberemos tomar baños muy calientes, evitaremos las saunas, al igual que lugares muy calientes...
Los esfuerzos musculares exagerados pueden empeorar o desencadenar el edema linfático por lo que se recomiendan actividades como andar y nadar.
Además deberemos evitar levantar pesos con el brazo afectado, evitar hacer esfuerzos en el transporte de maletas, compras del supermercado, etc. Podremos andar, correr y subir escaleras de manera moderada, evitando fatigarse; evitando la gimnasia con pesos y aparatos de musculación...
En esta afección le daremos mucha importancia a la postura, si el edema se encuentra en los miembros inferiores, deberá evitar permanecer periodos prolongados de pie o sentado. Cuando esté sentado, eleve la pierna o el brazo afectado; duerma con el brazo sobre una almohada o eleve de 10 a 15 cm. los pies de la cama si el edema es de los miembros inferiores.
En cuanto a la dietoterapia, lamentablemente no existe una dieta especial para los portadores de edema linfático; pero sí unas recomendaciones básicas para hacer más levadera la afección:
¿Qué tipo de dieta escoger?
El sistema linfático va recolectando el exceso de líquidos y proteínas; por lo que nuestro objetivo será el de facilitar el paso de la linfa al sistema circulatorio mejorando la calidad de la linfa con una dieta ligeramente diurética y baja en proteínas para ayudar al drenaje natural, siempre acompañado de un buen tratamiento drenante periódico.
En esta afección no se recomienda nada en particular, sólo llevar una dieta saludable y equilibrada; baja en grasas, una cantidad de proteínas adecuadas (20% del VCT), e intentaremos evitar el sobrepeso.
Intentaremos llevar una dieta baja en grasas, ya que en el intestino delgado, las grasas son emulsionadas por la bilis; y una parte de estas grasas pasará a formar parte de los quilomicrones. Estos quilomicrones pasarán al sistema linfático, haciendo que la linfa se espese. La intención de la dieta es disminuir la formación de quilomicrones, para que no pasen a sangre y la linfa no se espese. Las grasas que se intentará reducir serán las grasas saturadas (evitando la carne y todo sus derivados) y las grasas trans; además de los productos lácteos, bollería de todo tipo y mantequillas y margarinas.
Potenciaremos los ácidos grasos esenciales omega 3, la necesidad de estas grasas es diaria, ya que nuestro cuerpo no es capaz de fabricarla; el omega 3 nos ayudará a formar menos quilomicrones, lo cual será beneficioso para nuestro organismo y para nuestra linfa.
Otro tipo de grasas a tener en cuenta son las lecitinas y los fosfolípidos; ya que ayudan a aumentar el HDL colesterol y a disminuir la producción de quilomicrones actuando como un emulsionante.
A las personas que padecen sobrepeso, les será más difícil que puedan drenar la linfa, por eso siempre intentaremos tener un peso correcto y estable.
El sodio (sal) puede empeorar el linfedema, según la Red Nacional de Linfedema (NLH, por sus siglas en inglés); por lo que las personas más sensibles al padecimiento del linfedema deben limitar su consumo; evitando también los alimentos altos en sodio, como los procesados, los embutidos, las conservas vegetales y las sopas.
Estas son nuestras recomendaciones, pero recordad que el único que posee toda la información sobre el estado de la afección es el doctor que trate al paciente; por lo que deberemos consultar con él toda intención ante un cambio de hábitos o dietas.
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