En la entrada anterior hemos hablado de los nutrientes que
necesitamos para que nuestro cuerpo funcione, pero, ¿sabemos qué hacen los
principales nutrientes cuando entran en nuestro cuerpo?
Los hidratos de carbono proporcionan energía (tanto para uso
inmediato como para tener de reserva) y también tienen una función estructural.
Hay distintos tipos en base a la rapidez con la que nuestro organismo los
absorbe.
Los lípidos son nutrientes que proporcionan principalmente
energía al organismo, facilitan el transporte de algunas vitaminas, forman
parte de algunas hormonas y de membranas celulares. Pueden ser:
- Grasas saturadas: presentes en alimentos de origen animal como la carne y derivados, la leche y derivados enteros. También en pastelería, bollería y comidas precocinadas elaboradas con grasas de coco y de palma. Y están relacionados con el aumento del colesterol.
- Grasas insaturadas: se encuentran en el pescado azul, en los aceites de semillas y en los frutos secos. Se caracterizan porque no aumentan el nivel de colesterol.
Las proteínas se encargan de formar y reparar los tejidos
(músculo, piel, cabello o las uñas) además de tener una función
metabólica y reguladora en nuestro organismo.
Las vitaminas forman parte de los llamados nutrientes
esenciales ya que actúan como intermediarias en distintas reacciones químicas.
Pueden ser trasportadas bien por el agua (hidrosolubles) sin almacenarse en
nuestro organismo (grupo B y vitamina C) o por la grasa (liposolubles)
almacenándose en el tejido adiposo (A, D, E y K)
Y por último los minerales que participan también en la formación
y funcionamiento de nuestro organismo.
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Una vez que sabemos qué es lo que hacen en nuestro organismo
vamos a ver dónde podemos encontrar cada nutriente:
Todos los alimentos se agrupan según el nutriente
mayoritario que posean, creando así los “Grupos de Alimentos”, los cuales son:
Farináceos, verduras y hortalizas, frutas frescas, productos
lácteos, alimentos proteicos, grasas y aceites, y azúcares y dulces.
Los alimentos del grupo de los farináceos son ricos en
hidratos de carbono, nutriente que nos da energía. También aportan fibra,
vitaminas hidrosolubles y minerales.
En éste grupo podemos encontramos: el pan, la pasta, el
arroz, la patata, los cereales de desayuno, la harina, las galletas, el pan
tostado y otros derivados de cereales. De todos ellos siempre va a ser preferible
escoger la versión integral.
Las verduras y hortalizas nos aportan principalmente
minerales, fibra, vitaminas y mucha agua; y su función es principalmente
reguladora. Los alimentos que componen este grupo son: los tomates, lechuga,
zanahoria, pimientos, cebolla, acelgas, coles, berenjenas, calabacín,…
El tercer grupo son las frutas siendo su nutriente más
importante las vitaminas. Aunque también contienen en gran cantidad azúcar y
agua. Su función será energética por su aporte en azúcar y reguladora por su
contenido en vitaminas, minerales y agua. La naranja, manzana, pera, mandarina,
plátano, ciruela, piña, albaricoque, fresas y kiwi serían buenos ejemplos de los
componentes de este grupo.
Los productos lácteos son el siguiente grupo de alimentos y
está formado por la leche, los yogures, los quesos y otros derivados lácteos.
El nutriente predominante en este grupo es el calcio que es imprescindible para
mantener nuestros huesos sanos y fuertes. Estos alimentos también son ricos en
vitaminas como la A y la D, y en proteínas de alta calidad.
En el grupo de alimentos proteicos el nutriente predominante
es la proteína, como su propio nombre deja entrever. Su función principal es la
de formar y reparar nuestros tejidos. En este grupo tendremos alimentos de origen
animal como carnes, el pescado, marisco y huevos.
Los alimentos del grupo de los aceites y grasas, son ricos
en grasas tal y como el mismo nombre indica, las grasas de origen animal
(mantequillas, margarinas…) y los aceites son de origen vegetal (aceite de
oliva, de girasol…).
Finalmente tenemos los dulces, que nos aportan
principalmente azúcar, grasas saturadas y grasas ‘trans’.
Es cierto que nuestro cuerpo necesita estos nutrientes para
su correcto funcionamiento pero también nos pueden crear problemas si abusamos
de su ingesta como por ejemplo enfermedades tipo obesidad, hipertensión,
enfermedades cardiovasculares… e incluso anorexia o bulimia por sentirnos mal
con nuestro aspecto; por eso hay que aprender a hacerlo correctamente, y eso es lo que haremos juntos, aprender a no
pasarnos ni quedarnos cortos, simplemente consumir lo que nuestro organismo
necesita.
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