La obesidad representa actualmente un problema de salud en los países desarrollados y se calcula que hay unos 300 millones de obesos en el mundo.
Según diversos estudios en España tenemos una tasa de obesidad del 12% de la población adulta.
La obesidad, independientemente de factores genéticos, se
produce, principalmente, como consecuencia de una ingesta calórica excesiva y
de inactividad física. Esta enfermedad es un factor de riesgo importante para
la diabetes, hipertensión arterial, enfermedades coronarias, enfermedades
cerebrovasculares, enfermedades de la
vesícula biliar, gota, artrosis y algunos tipos de cáncer.
La duración y el reparto de la grasa corporal influyen en la
presentación de estas enfermedades. El reparto central (obesidad en forma de
manzana) tiene mucha mayor repercusión
sobre la aparición de los trastornos metabólicos y cardiovasculares
La mejor prevención de la obesidad es seguir una dieta equilibrada, con abundancia de frutas, verduras y hortalizas y
mantener un buen nivel de ejercicio físico como hábito de vida.
En lo referente a la dietética consideraremos la obesidad como un estado de malnutrición que deberemos corregir de forma adecuada. En este caso deberemos cubrir las necesidades de nutrientes del paciente, adaptar la dieta a sus hábitos y gustos en lo posible y evitar que pase hambre con comidas frecuentes, con volumen y de fácil preparación.
Prohibiremos los frutos secos y aumentaremos las verduras
crudas, ensaladas, sopas, frutas con cáscara y lácteos descremados. El tiempo
mínimo que deberemos marcar para bajar esos “kilos de más” irán desde los 6
meses a 1 año. Y siempre aumentando la actividad física cuando nos sea posible.
1.
En primer lugar deberemos descubrir en qué nivel
de obesidad se encuentra nuestro paciente y para ello utilizaremos el IMC, cuya
fórmula ya explicamos en la entrada anterior, cotejando con los siguientes datos el resultado obtenido:
2.
Una vez sepamos en qué nivel nos encontramos
deberemos marcarnos una bajada de peso, para así llegar a
un IMC normal (hombres 25 // mujeres 23.8) y para ello necesitaremos la
siguiente fórmula:
Con esta fórmula obtendremos el peso que debería tener el
paciente en relación con el IMC. Una vez tengamos este resultado, se lo
deberemos restar al peso real del paciente (siguiendo el método de Gastineau)
para saber cuántos kilos se deberán perder, y planificarlo en el tiempo, para
poder realizar la reducción de calorías en la dieta diaria.
Ahora plantearemos
el tiempo en el que perderemos esos “kilos de más” que tiene nuestro paciente.
3. El siguiente paso sería calcular las calorías
necesarias a través del TMB y el GET (gasto energético total) explicado también en la entrada anterior. Con la diferencia que, en este caso no utilizaremos el peso real
del paciente, sino el obtenido en el cálculo del PUNTO 2.
4.
Una vez tengamos estos cálculos realizaremos la reducción
de calorías diarias, para poder obtener las calorías que administraremos al
paciente en la dieta que le pondremos.
En este tipo de
dietas nunca se deben dejar menos de 1.000 calorías diarias ni más de 1.500.
Llegados a este
punto, repartiremos la calorías a dar, entre los 3 nutrientes energéticos (este
paso, normalmente, lo hace exclusivamente el dietista, ya que para una persona
no formada en la materia sería complicado introducir los alimentos luego)
5. Por
último cuando tengamos las calorías a dar, las repartimos en:
En la siguiente
entrada añadiré un ejemplo de todos los cálculos anteriormente explicados para
que os sirva de guía y sea más fácil entenderlos. Si tenéis alguna duda en la
pestaña “contacto” tenéis mi email.
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