¿Alimentos "Buenos" y "Malos"?

En mi primera aportación en este blog quiero intentar aclarar una cuestión que a todos se nos ha pasado por la cabeza alguna vez: 

        

  ¿Existen alimentos “buenos”? 

y si es así, 

¿Existen alimentos “malos”?

Pues la respuesta es que NO; no existen alimentos "buenos" o "malos", sólo dietas inadecuadas que no se adaptan a nuestras necesidades diarias, ya sea por nuestra edad, sexo, o actividad física, o incluso a nuestro estado biológico (niñez, adolescencia, embarazo, personas mayores, enfermedad…).

Todos los alimentos que consumimos durante el día contienen variedad de nutrientes, pero ninguno de ellos suministra, por sí solo y en las cantidades necesarias, todos los minerales y vitaminas que nuestro cuerpo necesita.

Al comer una gran variedad de alimentos en las proporciones correctas podremos obtener los niveles óptimos de todos los nutrientes que necesitamos para mantenernos saludables.

Conseguir esto no es fácil,  lo sé, ya que realizar cambios en nuestros hábitos alimentarios nunca lo es, pero tampoco es algo imposible, debo confesar que yo todavía estoy en ello, ya que me resulta bastante difícil renunciar a ciertos hábitos no muy saludables, pero con un poco de fuerza de voluntad y ganas de hacerlo lo podremos conseguir, y notaremos como nos iremos sintiendo cada vez mejor, más vitales y sanos.

Debemos tener claro que cambiar nuestros hábitos alimentarios no es como, por ejemplo, las llamadas “dietas milagro” (de las que ya hablaremos en alguna entrada), sino que lleva su tiempo y esfuerzo, pero tiene muchos más beneficios que las citadas (que, en mi opinión, no tienen nada bueno…). Con nuestro cambio de hábitos NO SE PASA HAMBRE, seguiremos disfrutando de la comida, no nos producirá ansiedad, nos sentiremos enérgicos y no tendremos que hacernos un menú diferente al de toda la familia, sino que podremos emprender este viaje saludable entre todos.

En resumen, para el buen funcionamiento de nuestro preciado organismo, necesitamos 13 vitaminas y 15 minerales, así como grasas, hidratos de carbono y proteínas. Y aunque no se tiene como un nutriente, también agua que se considera un principio inmediato esencial.

Dejémonos de alimentos “buenos” y “malos” y pasemos a llamarlos “saludables” y “no tan saludables”, aprendiendo poco a poco lo que provocan en nuestro cuerpo cuando los ingerimos.