La litiasis renal es una enfermedad causada por la presencia de cálculos o piedras en el interior de los riñones o de las vías urinarias (uréteres, vejiga). Los cálculos renales se componen de sustancias normales de la orina, pero por diferentes razones se han concentrado y solidificado en fragmentos de mayor tamaño.
Los síntomas que presentan estos pacientes son variables, dependiendo del tamaño, composición y de la situación de los cálculos en el aparato urinario. Algunos, incluso, pueden pasar desapercibidos, aunque los más comunes son:
Cólico nefrítico: dolor que se produce por el taponamiento de la salida de orina del riñón, que aparece en la zona lumbar ó espalda baja y se irradia hacia el abdomen anterior y hacia los genitales. Aparece asociado a nauseas, vómitos, sudoración...
Hematuria: es la aparición de sangre en la orina. Puede ser visible a simple vista o no. Se produce por las lesiones que produce el cálculo en su paso por la vía urinaria.
Infecciones de orina: los cálculos renales pueden ser causa o consecuencia de infecciones frecuentes de la orina.
En este caso, la dietoterapia tiene un efecto profiláctico, y se impone para modificar las condiciones del medio urinario y ayudar a la eliminación de los cálcuos.
Las medidas generales para tratar la litiasis son:
1. Ingesta abundante de agua (3 litros/día)
2. Vitamina A (10.000 UI) para mejorar el trofismo del epitelio de la pelvis renal, y el uréter.
3. Evitar el exceso de proteínas y azucares refinados
4. Estudio de hiperparatiroidismo (observando fosfato y calcio en sangre)
5. Evitar las infecciones de las vías urinarias
6. Tratamiento quirúrgico del estasis renal
7. No emplear hialuronidasas porque tienen efectos contraproducentes.
En cuanto al tratamiento específico:
El 95 por ciento de los cálculos situados en el uréter se expulsan espontáneamente en 3 ó 4 semanas, dependiendo de su tamaño y posición. Cualquier cálculo no expulsado en 2 meses requiere una actuación terapéutica. En función de una valoración de factores tales como la experiencia y tolerancia del dolor, frecuencia de episodios de cólico, repercusión sobre la vía urinaria, etc., se tomará la decisión terapéutica más adecuada. En circunstancias especiales, los cálculos más grandes que causan una obstrucción pueden obligar a realizar una intervención quirúrgica para poder ser eliminados.
Según la composición química del cálculo podemos diferenciar varios tipos, y según el mismo las recomendaciones dietéticas más acertadas en cada caso:
- Cálculos de oxalato cálcico.
Es el tipo de piedra más común. El calcio que no se necesita para los huesos y los músculos pasa a los riñones. Este mineral aumenta en nuestro organismo al consumir chocolate o café en exceso. En este caso el pH de la orina no influye en la precipitación de oxalatos, lo que si influye es la cantidad de agua en orina.
Según las recomendaciones dietéticas, en este caso deberemos reducir la ingesta de alimentos ricos en oxalatos (ingesta total > 50 mg/día), al igual que el aporte de calcio (600 – 800 mg/día); cuidaremos la solubilidad del calcio, administrando magnesio (200mg de magnesio en forma de suplementos) y aportaremos 10mg de piridoxina (Vitamina B)
- Cálculos de fosfato de calcio y fosfato amónico magnésico.
Se forman por trastornos metabólicos, por infecciones de orina o pH alcalino, siendo las causas principales:
Hiperparatiroidismo, infecciones de las vías urinarias, hipervitaminosis D, osteoparosis…
Las recomendaciones dietéticas para estos pacientes serán principalmente reducir la ingesta de leche, excluyendo los quesos; disminuir los alimentos ricos en fosfatos (800 mg/día); disminuir la absorción de fosfato intestinal mediante la administración de gel de aluminio; prohibir la ingesta de alcalinos; y, por último, acidificar la orina para evitar la precipitación del cálculo (1g de fosfato ácido de sodio 4 veces/día)
- Cálculos de ácido úrico.
Se producen por orinas muy ácidas, orinas muy concentradas o exceso de eliminación de ácido úrico.
Las recomendaciones dietéticas en este tipo de cálculo son: reducir la ingesta de ácido úrico y purinas (< 500 mg/día); reducir la acidez añadiendo bicarbonato 3 horas después de cada comida y a media noche; llevar a cabo un régimen hipopurínico o apurínico, dependiendo de la gravedad, la evolución y la medicación administrada.
- Cálculos de cistina:
Se forman en orinas acidas, desordenes metabólicos de los tubos renales. La cistina es una de las sustancias que forman los músculos, nervios y otras partes del cuerpo, por lo que las fuentes de cistina son endógenas, así que no hará falta modificar la dieta, solo se puede actuar alcalinizando la orina.
Este tipo de cálculos son muy poco comunes (1 % de las nefrolitiasis) y son el producto de un transporte defectuoso de aminoácidos dibásicos en el intestino y en los túbulos renales; la causa de este fallo es hereditaria.
Como siempre recomiendo en las entradas en las que tratamos alguna patología, el paciente deberá seguir al pié de la letra los consejos dados por su médico, y no intentar curarse por cuenta propia, ya que es él es el único que conoce el estado exacto de vuestra patología
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