La dieta de la sonda promete perder hasta diez kilos en diez días, sin ningún esfuerzo, sin pasar hambre y sin probar bocado.
Consiste en la introducción de una sonda nasogástrica mediante la cual el paciente recibe suplementos equivalentes a una dieta de aproximadamente 800 calorías diarias a través una bomba portátil que llevan consigo. Esta dieta, tiene una duración de 24 días, dividido en dos etapas. Su principal característica es la sensación de apetito inexistente, debido a que el cuerpo recibe alimento de manera constante. Su precio oscila entre 3.000 y 5.000 euros dependiendo del lugar en el que la llevemos a cabo y si el paciente necesita o no hospitalización, aunque en España se podría conseguir por 500 euros en centros de estética e incluso en consultas odontológicas.
Esta dieta ha sido introducida en España por el Dr. Jorge Planas y el Dr. Manuel Sánchez (Clínica Planas de Barcelona); siendo nada más que una versión de un régimen ideado en Italia.
El doctor Planas sostiene que "no se trata de una dieta milagro, sino un método que tiene como fin la reeducación alimentaria del paciente". Desmarcándose de los que critican su dieta y la comparan con la Dukan con las siguientes declaraciones: "Nosotros no hacemos una dieta, es un método. Los alimentos que recibe el paciente en la primera fase no solo lo forman proteínas, también hidratos de carbono, oligoelementos y otros nutrientes".
La dieta original, de origen italiano, fue creada por Gianfranco Cappello, quien ha hecho estas escalofriantes declaraciones en una entrevista: “los que vienen aquí han visto muchos endocrinos, si con ellos no han aprendido a comer y mantenerse, ¿por qué les voy a enseñar yo?” “El otro día vino un niño de menos de 14 años y se la puse porque tenía una obesidad monstruosa”
Existen principalmente dos variantes de esta dieta en España; la que se realiza en la Clínica Planas (estudio del paciente, ingreso hospitalario, supervisión constante, analíticas, reeducación alimenticia...) un método mucho más fiable y controlado, en este caso consta de 2 fases, en las que el paciente pasa 10 días sondado con supervisión en clínicas y en las 2 semanas posteriores el paciente va cambiando sus hábitos alimenticios llegando así a una alimentación equilibrada con la ayuda de un nutricionista del mismo hospital. La otra variante sería la que encontramos en centros estéticas, centros de adelgazamiento... en estos centros se lleva a cabo el método sin ningún tipo de analíticas ni análisis previo.
Como es de esperar este tratamiento deja entrever varios problemas legales. Esta técnica hospitalaria, legalmente solo se puede emplear para enfermos que no puedan comer, enfermos en estado de coma, algunos casos de anorexia o para pacientes con cáncer y no para perder peso.
Además también produce serios peligros para la salud como los riesgos asociados a tener una sonda nasogástrica (infección bacteriana, obstrucción de la sonda, perforaciones de garganta, hemorragias gastrointestinales…), riesgos relacionados con una pérdida de peso demasiado rápida (efecto revote), y algunas complicaciones derivadas (diarreas, deshidratación).
Como es normal encontramos serios detractores de este método, como por ejemplo la Jefa de Nutrición y Obesidad del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, quien justifica su oposición con las siguientes palabras: "Desde el momento en el que se pierde una gran cantidad de peso en pocos días, se ponen en marcha unos mecanismos neuroendocrinos, hormonales de ahorro energético muy potentes que provocan una recuperación más rápida y en forma de grasa del peso perdido". La doctora asegura que esta dieta de la sonda no es recomendable pues "si lo que se quiere es perder grasa, no se puede perder más de medio kilo a la semana". "Hay que tratar a la obesidad con respeto como una enfermedad que es". Numerosos médicos especializados en Nutrición además de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN). La postura del GREP-AEDN es desaconsejar a la población la utilización, como método de adelgazamiento, cualquier clase de “Dieta Enteral por Sonda” (conocida por la población mediante acepciones como “la dieta de la mochila”, “la dieta del tubo”, “la dieta nasogástrica” o “la dieta de comer por la nariz”).
En mi opinión y por lo que he leído sobre este método La así llamada “Dieta Enteral” o “Dieta de la Sonda”, además de no tener sustento científico, contradecir a los criterios de intervención terapéutica en el sobrepeso o la obesidad, incumplir posiblemente la legislación y reunir varias de las características que definen a las dietas o los métodos milagro, supone asumir diversos riesgos innecesarios para la salud, ya que el cuerpo entra en un estado de cetosis, al proveer al organismo sólo proteínas y grasas, reduciendo a una cantidad casi ridícula los carbohidratos.
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