lunes, 11 de mayo de 2015

Las fresas



        Las fresas, frutos que se podremos encontrar principalmente durante los meses de primavera y verano (desde finales de marzo a finales de agosto); podremos encontrarlos de manera natural en toda Europa, Asia templada y algunas zonas de América; en el resto del mudo la encontramos gracias a la importación o los cultivos realizados en invernaderos.

En este fruto encontramos algunos componentes mayoritarios como:
  • Agua
  • Hidratos de Carbono
  • Flavonoides y minerales
  • Vitamina C
  • Taninos 
       Presenta una gran facilidad de combinación con otras frutas y lácteos por lo que la variedad de platos que podremos confeccionar será inmensa.

     Las fresas contienen azúcares que son totalmente tolerados por los pacientes que sufren diabetes, por lo que esto no resulta un inconveniente para que se incorporen en su dieta.

    Estos frutos son muy ricos en vitamina C, además de poseer virtudes antianémicas y reconstituyentes.


     Las fresas son un fruto bajo en calorías, como podemos observar en el ejemplo anterior (100 gramos de fresas – 40 kilo-calorías). Además, contienen fibra, que ayuda a regular los procesos digestivos y a reducir la sensación de hambre.

     Están cargadas de antioxidantes; también contienen fenoles como la antocianina que le proporciona su característico color rojo, además de ser conocido por sus poderosas cualidades como antioxidante natural lo que nos ayuda a mantener a nuestras células en forma.

  Otra de las características que podemos atribuirle a este fruto es su poder como antiinflamatorio; ya que las fresas contienen cerca de 30 componentes que provocan este efecto, entre los cuales destaca su riqueza en ácidos, vitamina C y grasas Omega-9 (oleico), flavonoides y minerales.


     Como podemos observar en el ejemplo arriba mostrado, las fresas son una fuente rica en vitaminas; donde encontramos en cantidad considerable las vitaminas del grupo B, como la vitamina B6, la niacina, la riboflavina, el ácido pantoténico y el ácido fólico.

       Son una importante fuente de vitamina C, como también podemos observar en el ejemplo de arriba. Una taza de fresas contiene el 136% de la cantidad diaria recomendada de vitamina C, lo que las convierte en un poderoso antioxidante que potencia el sistema inmunitario.



        Contribuyen a mantener nuestra salud ósea, ya que las fresas poseen un alto contenido en magnesio, potasio y vitamina K, que ayudan a potenciar la salud de los huesos. Potencian también la salud ocular, como algunos estudios han señalado, ya que disminuyen el riesgo de degeneración macular. Por su contenido en ácido fólico están especialmente recomendadas durante el embarazo para evitar malformaciones.

      La Fundación Española del Corazón también reivindica las propiedades nutricionales de las fresas, por sus efectos cardiosaludables y su influencia positiva en el control de la hipertensión.

       Las personas con insuficiencia renal o cálculos renales de oxalato deberían evitar su consumo, ya que las fresas contienen ácido oxálico. Asimismo, los salicilatos que contienen las fresas podrían provocar urticaria en personas con alergia a la aspirina.

  Por la gran cantidad de antioxidantes que poseen las fresas tienen un efecto antienvejecimiento; el ácido elágico mejora la elasticidad de la piel y retrasa la aparición de los signos del envejecimiento, al tiempo que la biotina contribuye a mantener un cabello y unas uñas sanas.

     Por su bajo contenido calórico y su alto contenido en nitrato, las fresas son un buen aliado para las dietas de pérdida de peso, ya que ayudan a reducir el apetito, favorecen la circulación sanguínea y, además, están riquísimas. 

De la fresa, usamos todo...

   Las hojas y las raíces poseen muchos componentes diuréticos, útiles para la eliminación de los líquidos sobrantes del organismo; altamente recomendado para personas que padecen gota, hiperuricemia, hipertensión, retención de líquidos, obesidad, artrosis…



   Los preparados de fresa serán útiles en anomalías relacionadas con la retención de líquidos; y en el caso de tomar estas infusiones diariamente, mejorará la eliminación del ácido úrico, por su contenido en ácido salicílico, siendo interesante para el tratamiento de la gota, la obesidad y la artritis.

     Este fruto resulta bastante adecuado para el hígado, siendo útil en momentos de ictericia, ayudando a la prevención de la formación de piedras en la vesícula y en los canales biliares.

    Su contenido en taninos las hace muy interesantes como astringentes; por lo que bebiendo tres o cuatro tazas de la infusión realizada a base de las hojas de la planta, podremos mejorar en periodos de diarrea.

Fines estéticos de la fresa...

         En muchas ocasiones la fresa, al igual que otros muchos alimentos como el chocolate, también se utiliza con fines estéticos.

Podremos utilizarla como remedio para la piel, ya que posee capacidad antibacteriana y vulneraria (favorece la curación de heridas); además de utilizarse en el cuidado de granos, manchas en la piel… incluso para evitar las arrugas, o para curar llagas en la boca, el sangrado de encías y alivia la gingivitis.

Alergia a la fresa...

       Muchas personas tienen sensibilidades a ciertos alimentos, y la fresa es uno de ellos; la reacción alérgica puede aparecer desde niño, o repentinamente cuando ya somos adulto, aunque hayamos ingerido el alimento anteriormente. 

     Las fresas son un tipo de alimento que pueden causar los síntomas de la alergia alimentaria. Aunque, como hemos podido aprender a lo lago del artículo, este fruto tiene grandes beneficios para la salud, en ocasiones, debemos eliminar este fruto de nuestra dieta, en cuanto presentemos síntomas alérgicos ante la misma como, por ejemplo, una erupción cutánea.

         Este apartado lo ampliaremos en un próximo artículo


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